ISSN 2250-6225 otorgado por CAICYT - CONICET (ISSN Argentina)

lunes, 1 de agosto de 2011

Gaëtan Gatian de Clérambault: entre el Automatismo Mental y el Drapeado del Albornoz

“Verdadero anacronismo viviente,
el último y el más brillante sin duda  de los clásicos”.
 Paul Bercherie (1)
Gaëtan-Henri-Alfred-Edouard-Léon-Marie Gatian de Clérambault, nació en Bourges  (Francia) el 2 de julio de 1872. Su padre descendía por línea directa de René Descartes y su madre tenía como ancestro a Alfred de Vigny.
Clérambault estudió Artes Decorativas y por influencia de su padre cursó estudios de Derecho. Luego estudió Medicina con el único propósito de ser psiquiatra.
No se casó, ni tuvo hijos. Su vida discurrió entre la observación de pacientes y la enseñanza, siendo características sus presentaciones de enfermos. Se supo hace unos años que además de su labor profesional en la Enfermería de la Prefectura, dedicaba algunas horas a consultas privadas. (2)
Fue Clérambault, considerado un neoclásico, que retoma la vieja tradición de la escuela alemana y francesa de la observación directa de los pacientes y extrae consecuencias que no son sólo descriptivas sino que intentan dar cuenta del origen de la sintomatología. (3)
Dedicó su vida a dos grandes pasiones. Por un lado, su obra psiquiátrica, influenciada por el hecho de haberse desarrollado en la Enfermería Especial de Alienados de la Prefectura de Paris desde 1921 a 1934. (4) Fue jefe de la misma, sucediendo en el cargo a Dupré. Esta institución, creada por Lasègue en el año 1850, era una suerte de hospital de agudos donde llegaban personas que generaban disturbios en las calles de París. Allí eran observados, interrogados y valorados para luego remitirlos a otros servicios asistenciales. (2) La operación tenía una connotación jurídica, ya que las personas eran  llevadas allí por la fuerza pública bajo custodia judicial. (3) La enfermería recibía un flujo anual de casi dos mil personas, las cuales no podían permanecer allí más de cuatro días, por lo que la decisión de derivación debía ser rápida. (4) Fue sin duda un puesto de observación privilegiado, con el inconveniente de impedir una visión "longitudinal" de la patología mental.
Como se expuso antes, Clérambault cursó estudios de Derecho, por lo que probablemente no fue casual su afinidad por una labor a mitad de camino entre lo judicial y lo psiquiátrico, donde lo principal era la observación y el diagnóstico, sin intervenir terapéuticamente. (4)
Dice José María Álvarez: “El maestro de la Enfermería Especial se convierte de este modo en el fotógrafo de las primeras manifestaciones de la discontinuidad existencial con las que principia cualquier nacimiento de la locura”. (2)
Clérambault decía que es necesario saber “accionar” al enfermo, acorralarlo y presionarlo con el fin de obtener la confesión buscada. (4) Su modalidad al entrevistar a los pacientes se caracterizaba por “ir al grano, a lo esencial”, extraer la información al precio que fuera, incluso mediante la coerción. (2)
Clérambault no escribió libros, después de su muerte se reunieron algunos de sus artículos, apuntes de clase y numerosísimos certificados, esto compone su obra psiquiátrica.  Se cree que sus certificados rondan en alrededor de quince mil. En los mismos se destaca el estilo fulminante y preciso con el que fotografiaba los dichos, los silencios, las vacilaciones, las conductas sobresalientes y los más mínimos detalles del vestuario, de la faz y de los gestos. (2)
Guiraud ha hecho referencia a sus certificados, diciendo que eran “obra a la vez artística y científica”. (4)
Decía Paul Bercherie: “Un estilo lapidario, fascinante por su concisión y eficacia, un verdadero genio de la observación....” (2)
Entre sus grandes contribuciones a la psicopatología se destacan el estudio de las intoxicaciones por drogas, los delirios colectivos, las psicosis pasionales, la Paranoia  y el Automatismo mental. Precisó a este último, como un fenómeno primordial, sobre el cual pueden edificarse diversos delirios secundarios, (2) describiendo dentro del mismo, el Gran Automatismo o triple automatismo (ideo-verbal, sensitivo y motor) y el  Pequeño Automatismo Mental o síndrome de pasividad; al que propone considerar como el efecto de un proceso irritativo cerebral de progresión lenta, causado por infecciones o trastornos endocrinos. (4) Decía Clérambault: “El automatismo mental es de causa histológica”. (5)
José María Álvarez hace referencia a que su espíritu comprometido, lo impulsó a llevar hasta sus más extremas consecuencias las doctrinas mecanicistas y atomísticas que su gran capacidad clínica le hubiese permitido rechazar. Fue así grande su empeño por desalojar y excluir los factores psicológicos de la patogenia mental, intentando reducir la patología mental a síndromes elementales  y estos, a la neurología. (2)
Su otra gran pasión fue el estudio de las múltiples modalidades y técnicas del drapeado (pliegues) del albornoz  árabe. El albornoz era una tela hecha con hilos torcidos y fuertes.
Fue muy importante en relación a esto último su obra fotográfica y etnográfica, inspirada en sus observaciones del norte de África, en Fez (Maruecos) durante la primera Guerra Mundial, donde había sido enviado tras caer convaleciente. Es allí donde aprende árabe, se inserta en su cultura e inicia sus estudios sobre el drapeado del albornoz. (4)
Joseph Kessel decía: “Era tan artista como sabio... Construyó esa famosa teoría del drapeado (...) fue el primero en considerar los pliegues de las vestimentas flotantes como la rúbrica de una raza, de una tribu...” Decía Clérambault: “ (...) Una vestimenta drapeada debe ser definida por el esquema de su construcción. El mismo es proporcionado por tres órdenes de elementos: El punto de apoyo principal, el movimiento de la tela que parte de ese punto y los nombres de las zonas recubiertas y la manera de adaptarse a ellas”. (4)
En cuanto a la relación entre sus dos paciones, es importante rescatar las palabras de Álvarez: “De no haber sido tan embelesado por los drapeados, los brillos, los pliegues, los vuelos y las caídas de las vestiduras que cubren y esconden cuerpos de mujeres, seguramente no habría sido capaz de ver lo invisible del Síndrome de pasividad”. (2)
La idea del automatismo mental, implica para  Clérambault una ideación automática semejante a una máquina por debajo del pensamiento, siendo característico su carácter neutro, atemático, anideico y abstracto.  Clérambault le da al automatismo mental como ya dijimos, un origen biológico y repara en los efectos que éste produce en las vestimentas de los pacientes. Dice que el modo de vestirse de los pacientes responde a esta concepción anideica, que gira en círculos y supone un motor en sí mismo. Se piensa que sus fotos de velos (más de 40000) intentan ilustrar su teoría del automatismo mental, referido a que “el pensamiento es un puro velo de eso que está allí subyacente”.(3)
Paradójicamente al final de su vida “el más sagaz de los observadores” se vio privado de la visión, quedando casi ciego, con una severa artritis en la columna vertebral y sumido, según se supone, en la melancolía. Clérambault se suicida en 1934. Algunos piensan que fue la ceguera lo que desencadenó los últimos hechos de su vida, aduciendo que era quizás “la mayor desgracia que le podía ocurrir a alguien que había hecho de la mirada la fuente de sus descubrimientos clínicos”. (2)
 “Anacrónico por su clasismo inveterado, albacea de una cultura psiquiátrica enciclopédica, ardiente defensor de una práctica destinada a exasperar y soliviantar a sus pacientes, para arrancarle la confesión de la “fórmula del delirio” o del “trastorno molecular del pensamiento elemental”, observador exquisito de los más sutiles e imperceptibles fenómenos de la psicosis, personaje solitario que a menudo despertaba entre sus colegas las paciones más encontradas, Gaëtan Gatian de Clérambault se descerrajó un tiro en la cabeza el 17 de noviembre de 1934 con el mismo estilo que había cultivado en vida: un disparo tan certero, tan instantáneo y fulminante, como lo habían sido el proceder de su observación y la prosa gongorina de sus certificados clínicos”. (6)

Bibliografía:

1.     Bercherie, P. “Los fundamentos de la clínica”. Buenos Aires, Manantial, 1986. Pág. 191.

2.     Álvarez, J.M. “La invención de las enfermedades mentales”. Madrid, Gredos, 2008. Pág. 342-371.

3.     Fantin, J.C; Galante, D; Fridman, P. “Escuchar la Psicosis”. Buenos Aires, Grama, 2009. Pág. 66-67.

4.     Clérambault, G.G. “Automatismo mental. Paranoia”. Buenos Aires, Polemos, 1995. Pág. 9-25, 191-192.

5.     Ey, H. “Tratado de las alucinaciones”. Tomo II. Traducción: Casarotti, H; Mathieu, E. Buenos Aires, Polemos, 2009. Pág. 1037.

6.     Álvarez, J.M; Estévez, F. “Último lamento de Clerámbault”. Asoc. Esp. Neuropsiq; 1999, Vol. XIX, nº 71, Pág. 457-466. 


Carolina Egea