ISSN 2250-6225 otorgado por CAICYT - CONICET (ISSN Argentina)

domingo, 6 de noviembre de 2011

La inauguración sin inauguración.

Hoy, bajo el condicionamiento de las efemérides, recordamos la primera inauguración del actual Hospital "El Sauce" de la provincia de Mendoza. Hace 60 años, un 6 de noviembre de 1951, se ponía en funcionamiento el Hospital Neuropsiquiátrico de Guaymallén, parte del proyecto de "Ciudad Hospital", concepto ideado por el Dr. Ramón Carrillo (por ese entonces Ministro de Salud de la Nación). La idea de Carrillo era la construcción de distintos "monobloques" en un mismo predio, para aquellos enfermos de patologías crónicas: un “semienfermo cuyas posibilidades de actividad están reducidas sólo en parte” y que “no necesita estar todo el día en cama” y pasa gran parte del día paseando por los parques, se distrae, juega (ludoterapia) y trabaja, sea en el taller o en la granja”. La caída del gobierno peronista truncó la culminación de ese proyecto y por lo tanto sólo quedó funcionando el hospital neuropsiquiátrico, que con el tiempo cambió su nombre por el actual Hospital "El Sauce", en alusión al nombre de la localidad donde se encuentra ubicado.
Ese 6 de noviembre, hace 60 años, la inauguración oficial no se realizó debido al delicado estado de salud de Eva Duarte. El acto oficial debió esperar hasta febrero del año siguiente (ver en sección Trabajos: "Inauguración del hospital "El Sauce"...").

Junto con esta reseña, les acercamos un nuevo trabajo del grupo: Análisis del primer año (1952) de funcionamiento del hospital neuropsiquiátrico de Guaymallén, Mendoza, Argentina. Reflexiones sobre las prácticas clínica e institucional, el cuál tuvimos el agrado de presentar en el reciente XII Encuentro de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis.

Grupo de  Historia Psi de Mendoza.

jueves, 6 de octubre de 2011

Futuro Anterior

Nuestros amigos de Córdoba han actualizado su sitio web:
http://sinthomaycultura.com/subcontenido.aspx?idPost=12

En el marco del XII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis compartiremos espacio en el Conversatorio: Dos dispositivos de publicaciones de historia. Sábado 8 de octubre, 10:45hs en Sala Sosa Pujato.
Los Esperamos.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Novedades

Estimados Amigos:
Volvemos a encontrarnos después de un periodo tiempo algo más prolongado que lo habitual. Valga como justificativo que el Grupo ha estado trabajando en las presentaciones a realizar en el XII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis que tendrá lugar, los primeros días de octubre, en Buenos Aires. Allí tendremos la suerte de compartir una mesa con el Capítulo de Historia y Epistemología de la Asociación de Psiquiatras Argentinos; además presentaremos un trabajo de análisis de las historias clínicas del primer año de funcionamiento del Hospital "El Sauce" y comparitremos con amigos de Córdoba la experiencia de estos primeros meses del blog como herramienta de comunicación.
Superado el espacio de las excusas, lo más importante de este nuevo contacto es hacerles llegar,  en la sección Trabajos, un  nuevo aporte de Gastón Cottino : "De las pruebas de la existencia de Dios hasta la docta ignorancia, no queda más que un chiste. (Borges y Lacan por el camino de los filósofos medievales)". Confesamos que, por momentos, nos invadió la duda sobre la pertinencia de publicar dicho trabajo en un blog de historia. Fácilmente hubiese sido salvable dicha duda apoyándose en la reciente conmemoración de un nuevo natalicio de Borges, o los aportes de la filosofía medieval al mundo psi o, simplemente, hacer hincapié  en Lacan. Valgan todos esos argumentos y tratemos de unirlos agregando uno sustraído al historiador Carlo Ginzburg, quién en la introducción de "El hilo y las huellas" escribió: "La ficción, alimentada por la historia, se vuelve materia de reflexión histórica, o bien de ficción, y así sucesivamente. Ese entramado imprevisible puede estrecharse en un nudo, un nombre."

Mariano Motuca

lunes, 1 de agosto de 2011

Gaëtan Gatian de Clérambault: entre el Automatismo Mental y el Drapeado del Albornoz

“Verdadero anacronismo viviente,
el último y el más brillante sin duda  de los clásicos”.
 Paul Bercherie (1)
Gaëtan-Henri-Alfred-Edouard-Léon-Marie Gatian de Clérambault, nació en Bourges  (Francia) el 2 de julio de 1872. Su padre descendía por línea directa de René Descartes y su madre tenía como ancestro a Alfred de Vigny.
Clérambault estudió Artes Decorativas y por influencia de su padre cursó estudios de Derecho. Luego estudió Medicina con el único propósito de ser psiquiatra.
No se casó, ni tuvo hijos. Su vida discurrió entre la observación de pacientes y la enseñanza, siendo características sus presentaciones de enfermos. Se supo hace unos años que además de su labor profesional en la Enfermería de la Prefectura, dedicaba algunas horas a consultas privadas. (2)
Fue Clérambault, considerado un neoclásico, que retoma la vieja tradición de la escuela alemana y francesa de la observación directa de los pacientes y extrae consecuencias que no son sólo descriptivas sino que intentan dar cuenta del origen de la sintomatología. (3)
Dedicó su vida a dos grandes pasiones. Por un lado, su obra psiquiátrica, influenciada por el hecho de haberse desarrollado en la Enfermería Especial de Alienados de la Prefectura de Paris desde 1921 a 1934. (4) Fue jefe de la misma, sucediendo en el cargo a Dupré. Esta institución, creada por Lasègue en el año 1850, era una suerte de hospital de agudos donde llegaban personas que generaban disturbios en las calles de París. Allí eran observados, interrogados y valorados para luego remitirlos a otros servicios asistenciales. (2) La operación tenía una connotación jurídica, ya que las personas eran  llevadas allí por la fuerza pública bajo custodia judicial. (3) La enfermería recibía un flujo anual de casi dos mil personas, las cuales no podían permanecer allí más de cuatro días, por lo que la decisión de derivación debía ser rápida. (4) Fue sin duda un puesto de observación privilegiado, con el inconveniente de impedir una visión "longitudinal" de la patología mental.
Como se expuso antes, Clérambault cursó estudios de Derecho, por lo que probablemente no fue casual su afinidad por una labor a mitad de camino entre lo judicial y lo psiquiátrico, donde lo principal era la observación y el diagnóstico, sin intervenir terapéuticamente. (4)
Dice José María Álvarez: “El maestro de la Enfermería Especial se convierte de este modo en el fotógrafo de las primeras manifestaciones de la discontinuidad existencial con las que principia cualquier nacimiento de la locura”. (2)
Clérambault decía que es necesario saber “accionar” al enfermo, acorralarlo y presionarlo con el fin de obtener la confesión buscada. (4) Su modalidad al entrevistar a los pacientes se caracterizaba por “ir al grano, a lo esencial”, extraer la información al precio que fuera, incluso mediante la coerción. (2)
Clérambault no escribió libros, después de su muerte se reunieron algunos de sus artículos, apuntes de clase y numerosísimos certificados, esto compone su obra psiquiátrica.  Se cree que sus certificados rondan en alrededor de quince mil. En los mismos se destaca el estilo fulminante y preciso con el que fotografiaba los dichos, los silencios, las vacilaciones, las conductas sobresalientes y los más mínimos detalles del vestuario, de la faz y de los gestos. (2)
Guiraud ha hecho referencia a sus certificados, diciendo que eran “obra a la vez artística y científica”. (4)
Decía Paul Bercherie: “Un estilo lapidario, fascinante por su concisión y eficacia, un verdadero genio de la observación....” (2)
Entre sus grandes contribuciones a la psicopatología se destacan el estudio de las intoxicaciones por drogas, los delirios colectivos, las psicosis pasionales, la Paranoia  y el Automatismo mental. Precisó a este último, como un fenómeno primordial, sobre el cual pueden edificarse diversos delirios secundarios, (2) describiendo dentro del mismo, el Gran Automatismo o triple automatismo (ideo-verbal, sensitivo y motor) y el  Pequeño Automatismo Mental o síndrome de pasividad; al que propone considerar como el efecto de un proceso irritativo cerebral de progresión lenta, causado por infecciones o trastornos endocrinos. (4) Decía Clérambault: “El automatismo mental es de causa histológica”. (5)
José María Álvarez hace referencia a que su espíritu comprometido, lo impulsó a llevar hasta sus más extremas consecuencias las doctrinas mecanicistas y atomísticas que su gran capacidad clínica le hubiese permitido rechazar. Fue así grande su empeño por desalojar y excluir los factores psicológicos de la patogenia mental, intentando reducir la patología mental a síndromes elementales  y estos, a la neurología. (2)
Su otra gran pasión fue el estudio de las múltiples modalidades y técnicas del drapeado (pliegues) del albornoz  árabe. El albornoz era una tela hecha con hilos torcidos y fuertes.
Fue muy importante en relación a esto último su obra fotográfica y etnográfica, inspirada en sus observaciones del norte de África, en Fez (Maruecos) durante la primera Guerra Mundial, donde había sido enviado tras caer convaleciente. Es allí donde aprende árabe, se inserta en su cultura e inicia sus estudios sobre el drapeado del albornoz. (4)
Joseph Kessel decía: “Era tan artista como sabio... Construyó esa famosa teoría del drapeado (...) fue el primero en considerar los pliegues de las vestimentas flotantes como la rúbrica de una raza, de una tribu...” Decía Clérambault: “ (...) Una vestimenta drapeada debe ser definida por el esquema de su construcción. El mismo es proporcionado por tres órdenes de elementos: El punto de apoyo principal, el movimiento de la tela que parte de ese punto y los nombres de las zonas recubiertas y la manera de adaptarse a ellas”. (4)
En cuanto a la relación entre sus dos paciones, es importante rescatar las palabras de Álvarez: “De no haber sido tan embelesado por los drapeados, los brillos, los pliegues, los vuelos y las caídas de las vestiduras que cubren y esconden cuerpos de mujeres, seguramente no habría sido capaz de ver lo invisible del Síndrome de pasividad”. (2)
La idea del automatismo mental, implica para  Clérambault una ideación automática semejante a una máquina por debajo del pensamiento, siendo característico su carácter neutro, atemático, anideico y abstracto.  Clérambault le da al automatismo mental como ya dijimos, un origen biológico y repara en los efectos que éste produce en las vestimentas de los pacientes. Dice que el modo de vestirse de los pacientes responde a esta concepción anideica, que gira en círculos y supone un motor en sí mismo. Se piensa que sus fotos de velos (más de 40000) intentan ilustrar su teoría del automatismo mental, referido a que “el pensamiento es un puro velo de eso que está allí subyacente”.(3)
Paradójicamente al final de su vida “el más sagaz de los observadores” se vio privado de la visión, quedando casi ciego, con una severa artritis en la columna vertebral y sumido, según se supone, en la melancolía. Clérambault se suicida en 1934. Algunos piensan que fue la ceguera lo que desencadenó los últimos hechos de su vida, aduciendo que era quizás “la mayor desgracia que le podía ocurrir a alguien que había hecho de la mirada la fuente de sus descubrimientos clínicos”. (2)
 “Anacrónico por su clasismo inveterado, albacea de una cultura psiquiátrica enciclopédica, ardiente defensor de una práctica destinada a exasperar y soliviantar a sus pacientes, para arrancarle la confesión de la “fórmula del delirio” o del “trastorno molecular del pensamiento elemental”, observador exquisito de los más sutiles e imperceptibles fenómenos de la psicosis, personaje solitario que a menudo despertaba entre sus colegas las paciones más encontradas, Gaëtan Gatian de Clérambault se descerrajó un tiro en la cabeza el 17 de noviembre de 1934 con el mismo estilo que había cultivado en vida: un disparo tan certero, tan instantáneo y fulminante, como lo habían sido el proceder de su observación y la prosa gongorina de sus certificados clínicos”. (6)

Bibliografía:

1.     Bercherie, P. “Los fundamentos de la clínica”. Buenos Aires, Manantial, 1986. Pág. 191.

2.     Álvarez, J.M. “La invención de las enfermedades mentales”. Madrid, Gredos, 2008. Pág. 342-371.

3.     Fantin, J.C; Galante, D; Fridman, P. “Escuchar la Psicosis”. Buenos Aires, Grama, 2009. Pág. 66-67.

4.     Clérambault, G.G. “Automatismo mental. Paranoia”. Buenos Aires, Polemos, 1995. Pág. 9-25, 191-192.

5.     Ey, H. “Tratado de las alucinaciones”. Tomo II. Traducción: Casarotti, H; Mathieu, E. Buenos Aires, Polemos, 2009. Pág. 1037.

6.     Álvarez, J.M; Estévez, F. “Último lamento de Clerámbault”. Asoc. Esp. Neuropsiq; 1999, Vol. XIX, nº 71, Pág. 457-466. 


Carolina Egea

viernes, 22 de julio de 2011

Nuevos aportes en la sección Trabajos

Hoy tenemos el placer de acercarles dos propuestas de Corina Calabresi en las cuales se profundiza sobre los comienzos de la enseñanza de la psicología en la provincia de Mendoza.
"Primeras cátedras de psicología en la Universidad Nacional de Cuyo", presentado en las XVI Jornadas de Investigación y Quinto Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur, del año 2009 y "Los estudios de psicología en la Facultad de Medicina de Mendoza, Argentina.", presentado en el II Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, XVII Jornadas de Investigación y Sexto Encuentro de Ivestigadores en Psicología del MERCOSUR, del año 2010, están disponibles en nuestra sección Trabajos.
Esperamos sus comentarios.


Grupo de Historia Psi .

viernes, 1 de julio de 2011

José Ingenieros y el naturalismo psicológico.

Giuseppe Ingegnieri, quien posteriormente cambiara su nombre a José Ingenieros, nació el 24 de abril de 1877, hijo de inmigrantes italianos. Escribió libros y artículos de psicología, filosofía, sociología, criminología, ética e historia de la cultura. Abrió la posibilidad del positivismo en la Argentina. Al mismo tiempo fue un líder socialista con ideas conservadoras acerca de las razas que lo llevaron a apoyar la inmigración de europeos a la Argentina para borrar el estigma de inferioridad de las razas sudamericanas. Expresaba que la lucha de clases era una de las múltiples manifestaciones de “la lucha por la vida”, en sintonía con la corriente darwinista que se vivía en aquellas épocas
El marco de referencia de su vida fue la Argentina a comienzos del siglo XX. El positivismo estaba en el aire, se suponía que la ciencia resolvería todos los problemas humanos, mejoraría la vida y nos liberaría de la metafísica, las mitologías y otras explicaciones místicas. Mencionaba al conductismo o psicología conductista, como pionera en la aplicación de la metodología científica al estudio de la conducta humana.

Definía a la psicología como “la ciencia natural que estudia las funciones psíquicas de los organismos vivos”. Para el no existía una diferencia básica entre el mundo biológico y el psicológico, e intentaba demostrarlo con la genética psicológica, basándose en el método experimental.

Fue un hombre multifacético y un gran líder intelectual. La variedad de actividades de José Ingenieros le permitió hacer grandes avances en la psiquiatría, la psicología, la política y la historia; no solo en la Argentina, sino en gran parte de Latinoamérica.

A los 18 años fue elegido secretario del Partido Socialista Argentino, liderado por Juan B. Justo, uno de los principales pioneros del socialismo en la Argentina. Tenía 23 años y había publicado un libro que se titulaba “¿Qué es el socialismo?”

En 1900 Ingenieros obtuvo su doctorado en medicina con una tesis sobre la “simulación de la locura” que fue publicada más tarde en dos libros: “La simulación de la locura” y “La simulación en la lucha por la vida”; ambos libros con gran éxito. En 1904 fue nombrado profesor asociado de psicología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Participó en el Quinto Congreso Internacional de Psicología en Roma. En 1908 fundó la Sociedad de Psicología de Buenos Aires que posteriormente fue reorganizada en 1930 por E. Mouchet.

Residió en Europa durante dos años en donde publicó dos libros: “Sociología argentina” y “El hombre mediocre” (1913). Había alejado del país por haber sido objeto de "…un acto que considero de inmoralidad gubernativa, e irrespetuoso para mi dignidad de universitario…". En efecto, a pesar de ser designado en primer lugar por el Honorable Consejo de la Facultad de Medicina para la titularidad de la cátedra de Medicina Legal, el presidente de la nación, Sáenz Peña, designa a otra persona. La implícita dedicatoria y la consecuente descripción son claras: el hombre mediocre es Sáenz Peña y los superiores son Sarmiento y Ameghino, que ocupan capítulos de su obra.
 Habiendo regresado edita una colección: La Cultura Argentina, en la cual publica textos de Moreno, Monteagudo, López, Cané, Ameghino, Agustín Álvarez, Sarmiento, Echeverría y Alberdi entreoíros.  En 1905 fue nombrado profesor de historia de la filosofía y en 1915 fundó una colección literaria a la que pertenece su “Revista de filosofía”, de gran repercusión en toda América Latina. En donde asumía el carácter hipotético de que lo que es inexperiencial resultará cognocible y en ello radica la especificidad de la filosofía.


Con la publicación del primer volumen de su libro “La evolución de las ideas argentinas” (1918) comenzó el último periodo de su vida. Escribió sobre movimientos culturales en Europa y América.
 En 1902 y 1903 dictó un Curso de Enfermedades Nerviosas en la Escuela de Medicina con gran acatamiento. En 1904 obtuvo el cargo de profesor asistente de Psicología, cuya Cátedra tenía como titular a Horacio Piñero, fundador del primer laboratorio de Psicología Experimental en América Latina. De esta experiencia  científica resulta una de sus mejores obras “Psicología Genética” (1911), que dio lugar posteriormente a “Principios de psicología biológica”  que definía como una ciencia que estudia las funciones psíquicas de los seres vivientes, o sea una historia natural de las funciones psíquicas. Se apoyaba en la observación, articulando tres hipótesis fundamentales: la formación de la materia viva, donde se opone al vitalismo y la generación espontánea; la formación natural de la personalidad conciente, oponiéndose a la formación de la conciencia epifenoménica o creadora, y; la formación natural del pensar, para descartar el racionalismo intelectualista.

José Ingenieros falleció el 31 de octubre de 1925 a los 48 años, antes de ver publicado su último libro “Las fuerzas morales”. Como siempre dijo “morir antes que envejecer”.

Principales obras de José Ingenieros:
-          ¿Qué es el socialismo?  Bs. As. Centro socialista Universitario, 1895
-          Dos páginas de psiquiatría criminal. Bs. As. 1900
-          El determinismo económico en la evolución americana. Bs. As 1901
-          Simulación de la locura ante la sociología criminal y la clínica psiquiatrita, precedida de un estudio sobre la simulación en la lucha por la vida en el orden biológico y social. Bs. As. 1903 (luego de la tercera edición se publico en dos libros: la simulación de la locura y la simulación de la lucha por la vida.)
-          Los accidentes histéricos y las sugestiones terapéuticas. Bs. As. 1904
-          Italia en la ciencia, la vida y en el arte. Valencia, 1906 8en otras ediciones la llamo “al margen de la ciencia”
-          Psicología genética. Bs. As. 1911
-          El hombre mediocre. Bs. As. 1913
-          Hacia una moral sin dogmas. Bs. As, 1917
-          La evolución de las ideas argentinas. Bs. As. 1918
-          Proposiciones relativas al porvenir de la filosofía. Bs. As. 1918
-          La locura en la Argentina. Bs. As. 1918
-          Apuntes de psicología. Bs. As. 1919
-          Los tiempos nuevos. Madrid 1921
-          Emilio Boutroux y la filosofía universitaria en Francia. Bs. As. 1923
-          Las fuerzas morales. Bs. As. 1926

Ivana Velez

BIBLIOGRAFIA:

- Los pioneros de la psicología. Autor Rubén Ardila. Ed. Paidós. 1970
- Journal of the History of the Behavioral Sciences. Junio 1970,volumen 6, paginas  41-47.
- El Positivismo Argentino. Autor Soler, Ricaurte. Ed. Paidós.1968.
- Ingenieros el fumista. Autor Díaz Araujo. Revista “Todo es Historia” N°169, volumen 4. junio 1981
- La Psicología en la República Argentina. Autor  Americo Foradori en Anales del Instituto de Psicología T II. Año 1938 . Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.,
- Los Positivistas Argentinos.  Autor Emilio Corbiere. Revista Todo es Historia, N° 173, octubre 1981.

domingo, 12 de junio de 2011

Entrevista a Fernando Colina.

La publicación Enclave, revista cultural de Castilla y León, nos acerca una excelente propuesta.
Primero una breve reseña al último libro de Fernando Colina "Melancolía y paranoia" y luego (siguiendo el link: http://www.enclaverevista.com/libros/articulo.php?id_articulo=3847), una entrevista realizada al autor por José María Álvarez.


Fernando Colina analiza la locura en 'Melancolía y paranoia'
El psiquiatra vallisoletano repasa su obra con el psicoanalista José María Álvarez
Como en obras anteriores, Fernando Colina muestra en Melancolía y paranoia, su reciente monografía, la originalidad de su reflexión, la hermosura de su prosa y un tipo de análisis siempre perspicaz e inconformista; tal es su divisa de autor.
Se trata, en esta ocasión, de un ensayo de psicopatología en el que la locura es analizada a partir de dos ejes o trayectorias transversales, la melancolía y la paranoia. Desde este punto de vista, el eje melancólico hermana la tristeza y los tropiezos del deseo del hombre corriente con la desolación, el autodesprecio y la tristeza infinita del melancólico; en el eje paranoico, la desconfianza, la interpretación y la sensación de ser perjudicado constituyen formas comunes de existencia, en cuyo extremo se sitúa el delirio paranoico.
Aun tratándose de una visión psicopatológica basada en la continuidad entre normalidad y patología, el autor recalca que este tipo de análisis no es incompatible con las estructuras clínicas o categorías nosológicas. De hecho, el punto de vista estructural predomina en sus publicaciones anteriores, en especial en Escritos psicóticos (1996), El saber delirante (2001) y Deseo sobre deseo (2006).
La locura, el deseo, la melancolía y el lenguaje son los cimientos en los que se asienta la obra de Colina, sin duda singular, atractiva y siempre exigente. Sus múltiples referencia filosóficas, psicoanalíticas y culturales multiplican el efecto cautivador de su prosa, que abre a cada lector sentidos y reflexiones tan distintas y tan vivas.


Agradecemos a  Emilio Vaschetto por la información. 

martes, 3 de mayo de 2011

XII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis

Como Institución Auspiciante, tenemos el agrado de difundir el siguiente extracto de la gacetilla sobre el
XII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis.

Fecha:
Buenos Aires,  7 y 8 de octubre de 2011
Lugar y dirección: 
Centro Cultural Ricardo Rojas, Corrientes 2038.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 
Convocatoria: 
Los Encuentros Argentinos de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis son eventos que, con una frecuencia anual, vienen realizándose desde 1999 en diferentes ciudades de la República Argentina. Co-organizados por diversas instituciones ligadas a la investigación sobre la historia de las disciplinas psi, estos Encuentros tienen el fin de promover los intercambios a partir de la presentación de trabajos originales.

Modalidades de trabajos:
Conferencias Centrales, Mesas Redondas, Trabajos Libres, Posters, Conversatorios, Presentación de Libros.




SOLICITAR INFORMACIÓN PARA FORMAS DE PRESENTACIÓN DE TRABAJOS  Y FECHAS LIMITES DE ENTREGA A 
histopsi@gmail.com

domingo, 24 de abril de 2011

Aclaración

Gracias a los comentarios, hemos podido rectificar nuestra última entrada, agregando a la bibliografía un artículo de Lizabeth SAGOLS (“Dominique Lecourt, Georges Canguilhem”. Diánoia v.53 n.61 México nov. 2008), el cuál ha servido de base a la publicación de Edgardo Alcutén.
Nuevamente gracias por sus comentarios.
Grupo de Historia Psi de la provincia de Mendoza.

jueves, 21 de abril de 2011

Georges Canguilhem

Georges Canguilhem (Castelnaudary, 1904 — 1995) fue un filósofo, médico y docente francés, especializado en epistemología e historia de la ciencia. Junto a Bachelard son los dos grandes representantes de la epistemología de la ciencia en la tradición francesa, así como Popper y Kuhn lo son en la tradición anglosajona. Canguilhem desarrolló un modo de pensamiento singular a partir de su formación médica y de su interés por el conocimiento de lo viviente, y contribuyó a definir una epistemología fundada en una práctica rigurosa de la historia de las ciencias.
Sus lúcidas reflexiones sobre el concepto de salud, la experiencia de enfermar, lo normal y lo patológico y sobre la historia crítica de la formación de los conceptos siguen vigentes en nuestra época y podrían ser especialmente nutritivos para quienes nos disponemos a estudiar “historia psi”.

Algunos de sus datos académicos (y algo más):

Canguilhem entró en la Ecole Normale Superieure en 1924; en su misma clase estaban quienes serían grandes figuras del pensamiento y de las letras como Jean-Paul Sartre, Raymond Aron y Paul Nizan. Enseñó en diversos institutos a lo largo de Francia; pero además realizó estudios de Medicina, recibiendo el doctorado en medicina en 1943, en medio de la Segunda Guerra Mundial. Por cierto, que (usando el seudónimo "Lafont"), fue un miembro activo de la Resistencia francesa, mientras ejercía como médico en la Auvernia.

Después, en 1948, dirigió el departamento de filosofía en Estrasburgo. Siete años más tarde, fue nombrado profesor en La Sorbona y sucedió a Gaston Bachelard como director del Instituto para la Historia de la Ciencia, una posición que ocuparía hasta 1971, momento en el comenzó una activa carrera como docente emérito.
Como Presidente del Jury d'Agrégation en filosofía, Canguilhem tuvo una gran influencia sobre la instrucción filosófica en Francia en la segunda mitad del siglo XX. Fue considerado con afecto por la generación intelectual que surgió en escena en los años 60, tales como Gilles Deleuze, Jacques Derrida, Louis Althusser, Jacques Lacan y Michel Foucault, pero principalmente sobre éste último tuvo clara ascendencia (y, a su vez, él no dejó de reconocer los hallazgos epistemológicos de Canguilhem - Michel Foucault escribió que Georges Canguilhem fue su maestro y lo presentó como el inspirador secreto de los años 1960 en Francia.). En todo caso influyó decisivamente en la epistemología histórica francesa hasta hoy, lo que hizo que se ampliara su merecido eco.

Algunas de sus ideas:

Respecto de sus estudios de medicina: paradójicamente, Canguilhem no tenía en un principio afanes epistemológicos; comienza su estudio en búsqueda de claridad sobre su técnica y arte, cuando descubre que este arte no se deja reducir al puro y simple conocimiento, si no que desafía los cánones epistemológicos al no subordinar su práctica a la simplificación teórica de las diversas ciencias que intervienen en ella. Resalta como decisivo de la medicina el hecho de que aunque se apoya en los conocimientos científicos, los traspasa en la toma de decisiones. La consideración hacia el sujeto enfermo cambia el panorama del médico a la hora de aplicar sus conocimientos. De esta manera Canguilhem se convierte en un filósofo de la medicina.
El punto de partida es su visión crítica sobre lo normal y lo patológico. La filosofía de la medicina que contiene ese ensayo es una clara defensa de la individualidad y de la subjetividad, frente a las pretensiones homogeneizantes de la fisiología y la patología de Pasteur. Mientras que estas últimas plantean que la enfermedad viene siempre de afuera y altera el equilibrio interno del cuerpo (biológico, medible, cuantificable), Canguilhem (al igual que Hipócrates) plantea que la enfermedad viene del interior del individuo, pues consiste en el estado en que el individuo ya no puede establecer sus propias normas en relación con el medio ambiente.
 Estar enfermo, dice el autor, es verdaderamente para el sujeto otra "expresión" (allure) de la vida. La enfermedad obliga al organismo a remodificar su modo de ser. El estado de salud tiene al sujeto en la inconsciencia de su cuerpo, el cuerpo emerge a la conciencia cuando el sujeto experimenta (vive) limitaciones, amenazas y obstáculos para su salud. La idea de un cuerpo emergente no impide a Canguilhem privilegiar el estado de la conciencia de la enfermedad, como aquello que la constituye, no a la enfermedad en sí, sino a la enfermedad para el enfermo.
Así el estado de salud está lejos de ser algo que quepa en una campana estadística si no que es un estado individual y singular. No es igual en todos, si no que por el contrario es un valor, algo construido desde la conciencia del individuo en interacción con su medio y esa construcción no consiste en apegarse a lo normal en tanto promedio, si no en poder generar sus propias normas en interacción indisoluble con el medio ambiente. Lo anormal o patológico es el estado en que el individuo ya no funciona de acuerdo con sus normas y valores.
En consonancia con lo anterior, la cura no es un retorno o restauración de lo natural, es un evento entre el profesional y el paciente en el que la naturaleza ocupa un papel ambiguo: impone algo, pero a la vez está comandada por la conciencia del paciente. Y si el individuo y la subjetividad están en el centro, la curación no puede ser algo objetivo ni, mucho menos, total; estriba más bien en la apreciación subjetiva.                                                                        
En “Le normal et le pathologique” (Lo normal y lo patológico), Canguilhem pone en claro que, si bien la ciencia con la ayuda de la estadística puede “descubrir” que es raro “anormal” y que es común “normal”, esta descripción no llega a elucidar qué es lo patológico; para ello, afirma, es necesario admitir un criterio de valor. En sus palabras: “... Lo normal no es un juicio de realidad, sino un juicio de valor, una noción límite que define el máximo de capacidad física o psíquica de un ser”. “...Pensamos que la medicina existe como arte de la vida, porque el mismo humano califica como patológicos a ciertos estados o comportamientos aprehendidos en forma de valor negativo...”.
Con respecto a la epistemología histórica de Canguilhem, esta no se funda en la identificación de la filosofía de la ciencia, con la historia de la ciencia (propuesta por Compte), si no en un estudio del desarrollo histórico del espíritu humano. No es pues solo la ciencia lo que importa, hay que considerar el todo de la cultura. De este análisis global se concluye, como lo dice también Bachelard, que hay un primado del error sobre la verdad, que no debe concederse nunca verdad absoluta a las intuiciones especulativas. Resulta entonces imposible ver la ciencia como algo absoluto y verdadero que se sostiene a sí mismo, más bien hay que verla en su intima relación con lo social.
Así, en una construcción filosófica, no es tan importante la verdad, si no los valores que sostiene. La filosofía debe contrastar los lenguajes profundamente especializados con lo que transcurre profundamente en la experiencia vivida.
En “El conocimiento de lo vivo” Canguilhem plasma que, ya que si bien todo organismo se guía por valores, aunque mas no sea de vivir o morir, solo el hombre piensa en ellos, es conciente de ellos y de su construcción en el mundo. Pero este máximo grado del pensar implica el error, ya que el hombre no solo vive o muere, no solo se guía por el apetito, el sueño o el impulso sexual, si no que está guiado por el deseo, y en consecuencia, por la imaginación de lo posible.
El ser humano siempre enfrenta el riesgo a equivocarse y es este riesgo el que lo lleva a la invención, a cambiar constantemente sus hábitos de pensar, a remover los estados estacionarios del saber y así crear nuevas formas de relación social.
Lecourt en su libro sobre vida y obra de Canguilhem resalta que “este autor nos enseña a pensar de pie, es decir: con la valentía necesaria para construir nuestra vida y no caer en el nihilismo”.  

Edgardo Alcutén

Bibliografía:
CANGUILHEM, G.: ‘Lo Normal y lo Patológico’, Buenos Aires: Siglo XXI; 1971. Originalmente publicado en francés: Le normal et le pathologique. Paris: Presses Universitaries de France, 1956.
CAPONI, S.: ‘Georges Canguilhem y el estatuto epistemológico del concepto de salud’. História, Ciências, Saúde — Manguinhos, IV (2):287-307, jul.-out. 1997.
BATTÁN HORESTEIN, A.: ‘Entre experiencia y Conocimiento: La Experiencia de la Enfermedad en G. Canguilhem y Merleau-Ponty’. A Parte Rey 55, enero 2008.
SAGOLS L.: “Dominique Lecourt, Georges Canguilhem”. Diánoia v.53 n.61 México nov. 2008


viernes, 1 de abril de 2011

Reseña: “LOS DESCARRIADOS. Clínica del extravío mental: Entre la errancia y el yerro” Emilio Vaschetto. Buenos Aires. Editorial Grama. 2010

“LOS DESCARRIADOS. Clínica del extravío mental: Entre la errancia y el yerro”
Emilio Vaschetto. Buenos Aires. Editorial Grama. 2010

Un libro como escritura de un analista para hacer par con los “casos de urgencia”, “para estar a la altura de esos casos”, es lo primero que surge al reconocer el estilo de Emilio Vaschetto.
Las vastas y pertinentes referencias a la psiquiatría clásica, la literatura y la religión acercan su texto a una obra abierta. Su estilo desacartonado permite la fluidez en la lectura: un plus que se agradece.
  El tema central: la errancia; el punto de la obra de Lacan que hace de plomada: el Seminario 21 “Les Non-Dupes Errent” ó “Les Noms Du Pére”. Equívoco que remite, como sabemos, al errar de los no-incautos y a la pluralización de los Nombres del Padre. Bien, intentaré hacer una pequeña semblanza, con apoyo en la literatura, de dos puntos cruciales que marcan el recorrido.
Comienza Mujica Lainez su cuento “El vagamundo”: “Llegó a Buenos Aires hace cuatro días, sólo cuatro días, y siente que no podrá quedar aquí mucho tiempo. El amor, su viejo enemigo, le acecha, le ronda, le olfatea, como un animal que se esconde pero cuya presencia adivina alrededor, con uñas, con ojos ardientes. (…) Su vida monstruosa ha sido eso: partir, partir, partir en cuanto el amor alumbra.”[1] Manucho describe al judío errante mediante una suerte de punto de imposible: el amor; figura de errancia intemporal que Lacan vinculará en aquel seminario con la forclusión del Nombre del Padre. Sin embargo la cuestión, y en esto se advierte el alcance del texto de Vaschetto, no se agota allí, sino que en la línea del “nombrar para” que dice allí mismo Lacan, se presentan otras variantes del modo de amar así como maneras del psicoanálisis en la psicosis que desandan los caminos de las estabilizaciones y los anudamientos.
La segunda referencia es al “Pierre Menard, autor del Quijote” de J.L. Borges. Recordemos que aquí Borges propone el tema de una imposible y “total identificación con un autor determinado”[2]. No es el lugar este de un análisis del cuento sin embargo no estaría demás destacar que la estructura del relato apunta a lo que María del Carmen Rodriguez llama vertiente egocida en la obra borgeana, que da cuenta del Yo especular, destacando la fijeza del nombre y del sujeto como vacío.
 No obstante, es importante recalar en algunos “pequeños detalles” a la hora de revisar el Pierre Menard. Por ejemplo; utiliza sólo dos letras mayúsculas iniciales en palabras que no son nombres propios, estas son: Error y Memoria. De la segunda tenemos una suerte de subversión en el relato al hacer a “la historia, madre de la verdad”, asunto que la ubica del lado del medio-decir. Pero de la primera, no volvemos a encontrar referencias, ni siquiera por asociación. Es por ello que entiendo puedo sumar otro detalle, y es el índice anagramático en el nombre Pierre, cuya última sílaba remite directamente a la palabra “yerra” en francés: “erre”. Recordemos el origen francés del nombre del autor y de muchos de los títulos de sus obras. Si esto es así, considero se puede leer todo el Pierre Menard como una gran perífrasis del “chavalier errant”, en tanto que “errante” o “itinerante” como dice Lacan en su Seminario y remarca Emilio en su texto, salvando la etimología iterare que acerca el término a la repetición. En la misma dirección va la referencia de Borges al Bateau Ivre de Rimbaud, que destacan también Germán García y Gustavo Dessal en la presentación y el epílogo de “Los descarrilados”.
Es entonces que haciéndonos evidente el exilio respecto de la relación sexual, Emilio deja una suerte de brújula: “¿Qué nos orienta, o mejor qué no engaña en la errancia? El síntoma”[3]. Lo cual podemos poner en serie con aquella sugestión con la cual Lacan cerrara su seminario: “Pero eso es quizás en ese andar (erre) –ustedes saben esa cosa que tira allí cuando el navío se deja botar- que podremos apostar a encontrar lo real”[4], en contraposición a esa poca realidad, en apariencia tan segura de su norte, que es el fantasma.
Bon Voyage!

Gastón Cottino


[1] Mujica Lainez, M. “Misteriosa Buenos Aires”. Buenos Aires: Debolsillo. 2008.  p 238
[2] Borges, J.L. "Ficciones”. O.C. Tomo I. Buenos Aires: Emecé. 1989. p 446.
[3] Vaschetto, E. “Los descarriados: Clínica del extravío mental: entre la errancia y el yerro”. Buenos Aires. Grama. 2010. p 77.
[4] Lacan, J. “Seminario 21” p 191. Inédito.

martes, 15 de marzo de 2011

El concepto de “maquina de influir” de Victor Tausk.

El recorrido de nuestro eje tuvo como punto de partida la relación entre “Cuerpo y significante”, y transitando varios pasajes de la obra freudiana sobre el síntoma histérico, nos encontramos con las “psicosis”, específicamente con la “esquizofrenia”, la cual da cuenta de un cuerpo “fragmentado” y un uso de las “palabras” inusual.  Nos proponemos en el presente trabajo ampliar las referencias bibliografiacas de Freud, con el concepto de “maquina de influir” de Victor Tausk.
Desde los estudios con Charcot y Freud se comienza a vislumbrar diversas afecciones que no respondían al “cuerpo” que el corpus científico proponía.
“…la lesión de las parálisis histéricas debe ser por completo independiente de la anatomía del sistema nervioso, puesto que la histeria se comporta en sus parálisis y otras manifestaciones como si la anatomía no existiera, o como si no tuviera noticia alguna de ella1.
Comienza a traslucirse entonces una nueva concepción de “cuerpo”. Freud en un afán de poder elucidar algo del “enigmático” Icc a partir de las afecciones que “por así decirlo, nos lo pongan al alcance de la mano[i]”, trabaja: la esquizofrenia y su llamado “lenguaje de órgano”.
“…tras el proceso de la represión”, dirá Freud “…la libido quitada no busca un nuevo objeto, si no que se recoge sobre el yo…“; “..y se reproduce un estado de narcisismo primitivo, carente de objeto.” Freud, S. “Lo inconciente”. Tomo XIV, Obras Completas, pag 193.
Freud explica fenómenos del campo de la psicosis desde su teoría  libidinal.  Delimitando un punto de fijación y regresión para la esquizofrenia en el periodo autoerótico, momento previo a la constitución del yo. En la línea que plantea este autor, se  jerarquiza  una recarga libidinal del órgano. Despersonalización, fenómenos de influencia corporal, Delirios de grandeza, la inflación del yo, las alteraciones del lenguaje con una específica referencia al cuerpo, reflejan las fallas en la constitución yoica que deviene en el esquizofrénico.
Por otro lado, en el mencionado texto describe[ii] alteraciones del lenguaje en estados iniciales tales como “lenguaje amanerado, rebuscado”; “desorganización sintáctica”,  y en el contenido: “…pasa a  primer plano una referencia a órganos o a inervaciones en el cuerpo”. Y agrega que en tales síntomas, “la relación entre el sustituto y lo reprimido exhibe peculiaridades”,en contraposición a las neurosis.
Freud describe una paciente de Víctor Tausk, la señorita Emma A., que tras una querella con su amado manifiesta quejosamente que sus ojos no estaban correctamente ubicados en su rostro, “Los ojos no están derechos, están torcidos” “ella no puede entender que a él se lo vea distinto cada vez: es un hipócrita, un torcedor de ojos (simulador), él le ha torcido los ojos, ahora ella tiene los ojos torcidos, esos ya no son mas sus ojos, ella ve ahora el mundo con otros ojos”[iii]. Freud aportará: “el dicho esquizofrénico tiene aquí un sesgo hipocondriaco, ha devenido lenguaje de órgano”[iv], destacando la prevalencia en la ilación de los pensamientos conscientes  de cierta inervación corporal. En el caso de una neurosis histérica, la paciente “habría torcido convulsivamente los ojos”, y que “no habría poseído un pensamiento consciente sobre eso ni habría sido capaz de exteriorizarlo…” como el caso de la señorita Emma. 
Las sensaciones corporales que refieren en la clínica la psicosis antes nombrada son el producto de representaciones inconscientes que inervan lo corporal, y así pueden alcanzar la conciencia sin unirse a la representación palabra. Freud jerarquiza dentro de las formas expresivas de la esquizofrenia, el especial hincapié en las partes del cuerpo y la relación de contigüidad entre las palabras. Dirá entonces que se pierde la articulación entre la representación cosa (nivel inconsciente) y la representación de palabra (nivel preconsciente), rompiéndose la articulación palabra posible. Así, el fenómeno esquizofrénico da cuenta de un trato de lo lingüístico diferente, un rechazo por el significante.
Para Tausk esta paciente se encontraría en el paso intermedio de un proceso que describirá como “la génesis del aparato de influir en el curso de la esquizofrenia”. 
En un principio el paciente comienza con síntomas de alienación, “extrañeza”, luego de transformación, sentimientos de persecución, y posteriormente, la construcción del aparato de influir. Concluye así que  el aparato de influir es el término final de la evolución del síntoma, que comenzó con simples sentimientos de transformación”[v]. El delirio establecería entonces cierto orden a aquellas manifestaciones xenopáticas y a los acontecimientos de goce en el cuerpo. Freud expone la idea del “delirio como mecanismo restitutivo”. Al modo del delirio de grandeza en la paranoia: Tausk lo denominará “paranoia somática”.
A la base, ambos autores, observan en el caso Emma una identificación con el amado. Para Tausk la identificación representa un paso intermedio entre el sentimiento de alienación y el delirio de influencia.
En que consistiría este “aparato”? Tausk describe cierta “invención” que no se dan en “un buen número de enfermos”. Es una maquina de naturaleza mística, que sirve para perseguir al enfermo, y es manejado por enemigos. Los acusados de tales maniobras pueden ser médicos o enfermeros a cargo de los cuidados del paciente, las personas amadas, familiares, es decir, siempre “Otro” vivido como persecutorio. Tausk enfatiza en que esta máquina seria en última instancia la proyección o representación de “los órganos genitales del enfermo”.
Los esquizofrénicos describen máquinas que pueden influir sobre ellos: una máquina podría enviar veneno por las canillas de la casa; el televisor puede convertirse en una máquina de influir, que envía mensajes cifrados. Así, no se trata de que el sujeto imagine una determinada máquina sino que cualquier cosa puede transformarse en máquina de influir”. Cf., Victor Tausk, “De la génesis del aparato de influencia durante la esquizofrenia” (1919)
Entonces, a partir de esta cita, es válido preguntarse si pueden ser un “aparato de influir” los ideales, los padres, el inconsiente?”

Maite  Tocino - Florencia Álvarez



[i]Freud, S. “Lo inconciente”. Tomo XIV, Obras Completas, Cap 7: “el discernimiento de lo Inconciente”. Ed. Amorrortur.
[ii] Idem anterior, pag 194.
[iii] Idem anterior, pag. 195.
[iv] Idem anterior, pag 195.
[v] Tausk, V. “Escritos psicoanalíticos”, ed Gedisa. “Acerca de la génesis del aparato de influir en el curso de la esquizofrenia”. Pag 185. 1975.